Hector Berlioz
HAROLD EN ITALIE, Op.16
TRISTIA, Op.18
Nobuko Imai, Viola
London Symphony Orchestra.
Dir: Sir Colin Davis.
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Continuando con el fastuoso ciclo Berlioz, en homenaje al recién desaparecido Maestro, Sir Colin Davis.
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Sir Colin dirigió Berlioz durante toda su vida artística, dejando grabados varios ciclos de sus obras, pero por consenso general, el mejor de todos fué el primero realizado para Philips con la Sinfónica de Londres.
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Harold, basada en el héroe de Lord Byron, fué concebida como una "Sinfonía en cuatro movimientos con solo obbligato de Viola". La misma constituye la 2da Sinfonía de Berlioz, y fue compuesta en 1834, por encargo de Paganini. Se cuenta que cuando la obra fue concluida fué presentada a Paganini, quien no quedó satisfecho, pues no le permitía a él como solista exhibirse lo suficiente con el instrumento, negándose incluso a pagar lo convenido, lo cual granjeó enemistad entre las dos celebridades. Obviamente no sería Paganini quien estrenaría la obra.
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De cualquier modo la obra tuvo su Gran Premiére el 23 de Noviembre de 1834, con Chrétien Urhan
en la Viola, secundado por la Orchestre de la Societé des Concerts du Conservatoire, bajo la batura de Narcisse Girard, con resultados satisfactorios, aunque en presentaciones posteriores bajo la dirección del propio Berlioz el éxito sí fue aplastante. Paganini no llegó a escuchar "su comisión" hasta 1838, cuando asistió a uno de los conciertos de Berlioz y su arrepentimiento fue tal que subió al escenario, se puso de rodillas y besó la mano del compositor. Más tarde le enviaría una carta de agradecimiento acompañada de un cheque por la suma de 20.000 francos.
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A pesar de la belleza lírica incuestionable de ésta sinfonía, nunca ha contado con la popularidad de su gran predecesora, la Fantástica, por lo que no hay tantas grabaciones disponibles como uno esperaría. Como uno de los más grandes especialistas en Berlioz, Sir Colin Davis se destaca en ésta grabación de su ciclo Philips, siendo una de las referencias de la misma. La actuación de Nobuko Imai en la Viola es incuestionable, pulcra y emotiva y el acompañamiento de la LSO, en una de sus mejores épocas, es el ideal.
*M-S.