Piotr Ilich
Tchaikovsky
SUITE NR.3,
Op.55
USSR
Ministry of Culture Symphony Orchestra
DIR:
Gennady Rozhdestvensky.
(ERATO)
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Tchaikovsky
compuso su Op. 55 en 1884, en simultaneidad con su Concierto Fantasia Op. 56,
para piano y orquesta. El movimiento originalmente pensado para la apertura de
la Suite, Contrastes, se haría luego la conclusión del Concierto Fantasia.
Ambos trabajos fueron concebidos originalmente para ser obras mayores a lo que
resultaron: el Concierto Fantasia como un Concierto para Piano y la Suite como
una Sinfonía, respectivamente. Sin embargo, son aún hoy en día obras muy
apreciadas por los conocedores del repertorio del Gran Trágico Ruso.
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La Premiere de la
Suite se llevó a cabo el 24 de enero de 1885, bajo la batuta de Hans von Bülow.
Fue dedicada al director alemán Max Erdmannsdörfer, a quien correspondió la
Premiere moscovita unos días después, y quien había dirigido los estrenos de
las dos primeras Suites.
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La Suite está
estructurada en cuatro movimientos, el último de ellos en la forma de Tema e
variazioni, más largo por sí solo que los tres movimientos antecesores en
conjunto: el primero es una Elegía, en el mejor modo nostálgico de que el
compositor era capaz, pleno de hermosas melodías. A continuación un oscuro, enigmático
y melancólico Valse "en modo obligado" y tal vez un ensayo que
anuncia el inolvidable Valse que forma parte de la 5ta Sinfonía. El Scherzo es
breve, pero poderoso y directo, aunque no deja de mantener el ambiente ominoso
que ha reinado en la obra desde el comienzo, y que sólo se distiende al llegar
el Finale, con una de las típicas muestras del genio de Tchaikovsky en el arte
de la variación. A partir de un tema muy sencillo, se crea un caleidoscopio de
variaciones posibles que encuentran su apoteosis final en una gran y triunfal
Polacca. La variación VIII (Adagio), a cargo de un corno inglés, y de menos de
un minuto de duración, es un momento particularmente sobrecogedor por la
belleza perfecta e irrebatible que transmite, una belleza que hiela la sangre.
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"Realmente
quería escribir una Sinfonía, pero a la final el título de la obra es realmente
lo de menos", escribió Tchaikovsky a Taneyev. El compositor completó en
primer lugar el Scherzo, y finalizó con el Tema e variazioni. El resultado es
una obra única, que por su estilo "libre" es una Suite, pero por su
estructura intrínseca se puede considerar una Sinfonía. Tchaikovsky creía que
la nueva obra tendría una buena recepción por parte del público. Sus
expectativas serían excedidas: "Nunca antes he experimentado semejante
triunfo...", escribiría poco después a su mecenas, Madame von Meck.
"...Pude ver a la entera masa de la audiencia emocionada y agradeciéndome.
Estos son los mejores momentos de la vida de un artista, y gracias a ellos es
que vale la pena vivir y seguir trabajando...". De igual modo, la
receptividad de la prensa fue muy favorable.
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La Suite Nr.3 es
una de las grandes gemas del repertorio tchaikovskiano. La misma, más que
transmitir profundidad de ideas, explota como pocas las posibilidades melódicas
y sonoras de la orquesta, ya exploradas en las suites anteriores. Como ya he
mencionado, el movimiento final es un magnífico ejemplo del genio único del
compositor en el arte de la variación, comparable a lo que ya había logrado en
su Trío Patético. Paradójicamente, y por esas cosas que aún no terminan de
explicarse, para los oídos de hoy, es una de las obras menos conocidas y
ejecutadas del compositor. No existen por tanto muchas grabaciones disponibles,
y las más obvias forman parte de los esfuerzos realizados por algunos
directores de grabar el ciclo completo de las cuatro suites. Aún con esto,
probablemente ninguna se compare en calidad artística y brillo orquestal con la
magnífica grabación del Maestro Rozhdestvensky con su personalísima orquesta de
Ministerio de Cultura de la Unión Soviética, una ejecución considerada
inigualable.
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M-S.