En cada final hay un principio.... Nos vemos en 2022.
viernes, 31 de diciembre de 2021
miércoles, 29 de diciembre de 2021
Navidad con el Tabernáculo Mormón
A MORMON TABERNACLE CHOIR CHRISTMAS
Mormon Tabernacle Choir
Orchestra at Temple Square
Dir: Craig Jessop.
(TELARC)
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1) Joy to the World
2) Carol of the Bells
3) I Wonder as I Wander
4) Whence is that Goodly Fragrance?
5) Masters in this Hall
6) The First Noel
7) How Far is it to Bethlehem?
8) Pat-a-pan
9) What shall be give to the Babe in the Manger?
10) One December bright and clear.
11) What Child is this?
12) Hark! The Herald Angels sing
13) Jesus, Rest your Head
14) Angels from the Realms of Glory
15) Silent Night
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M-S.
jueves, 23 de diciembre de 2021
Todo Tchaikovsky: Cascanueces.
Piotr Ilich Tchaikovsky
EL CASCANUECES, Ballet en dos actos, Op.71
The Ambrosian Singers
Royal Philharmonic Orchestra
Dir: André Previn.
(EMI)
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Todo Tchaikovsky va llegando a sus últimas entregas. Arribamos a una de las últimas obras de su catálogo, su último ballet, El Cascanueces.
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Sin duda se trata hoy en día de uno de los ballets más queridos, populares y representados del género, figurando en los programas de todas las compañías importantes del mundo y aportando buena parte de sus ingresos económicos, sobre todo en la época navideña. Sin embargo hay varios mitos en torno a El Cascanueces que conviene aclarar.
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¨Se trata de un ballet típico¨: realmente no lo es. Aparte de ser en la actualidad un ¨ballet de temporada¨ tampoco es el típico ballet de estética francesa que para la época del Tchaikovsky era la norma, a través de compositores como Meyerbeer, Minkus, Adam y Delibes. El mismo Tchaikovsky hace un gran tributo al gran ballet francés con su ballet anterior, ¨La Bella Durmiente¨. El Cascanueces resulta atípico por resultar el más sinfónico de los tres, con números orquestales de armonías inéditas y ambientaciones y simbolismos que lo colocan mucho más allá de la simple estética coreográfica, plantando eslabones que aflorarán más tarde plenamente en los grandes ballets de Stravinsky. Por otra parte la introducción de instrumentos poco usuales como la celesta, el tam-tam y diversos simuladores de armas de fuego (escena de la batalla) logran momentos únicos que lo colocan prácticamente como un ballet descriptivo. Finalmente, aunque toda la música de El Cascanueces es maravillosa, siempre ha sido más apreciada la Suite creada por el mismo compositor, con algunos de los números más relevantes del ballet... Una lástima para quien aún no conozca la obra completa.
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¨Se trata de un ballet ruso y debe sonar ruso¨: no es exactamente así. El orígen del ballet remite directamente a la ¨Historia del Cascanueces¨, versión de Alexandre Dumas del cuento original de E.T.A Hoffmann ¨Cascanueces y el Rey de los Ratones¨. La historia transcurre en Alemania, con personajes y motivos típicamente alemanes, y aunque por supuesto no deja de haber elementos eslavos como en toda la música de Tchaikovsky, la música en general mira a ritmos y elementos de la danza centroeuropea, fundamentalmente el Walzer. Por lo tanto al no tratarse de un ballet eminentemente ruso, es incorrecta la premisa de que debe sonar obligatoriamente como tal.
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¨Es música navideña¨: también dista de la realidad. Aunque se trata de un ballet ambientado en hechos que ocurren en una Nochebuena, no se trata de música alegórica a la Navidad. Sólo la chispeante obertura tiene algún colorido navideño e invernal. A partir del rescate del ballet durante el siglo XX se hizo popular representarlo en temporada navideña. En la antígua Unión Soviética se representaba para dar bienvenida al año nuevo.
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Hechas éstas consideraciones, vale agregar que El Cascanueces fué el ballet que más problemas planteó al compositor, pues desde un principio no simpatizaba mucho con la idea ni con el libreto propuesto. Desde luego, aunque la música fué exitosa desde el estreno, siempre y como era su naturaleza, las dudas asaltaron la ya conocida inseguridad tormentosa de Tchaikovsky.
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El Cascanueces (ruso: Щелкунчик, Балет-феерия; Shchelkunchik, Balet-feyeriya; francés: Casse-Noisette, ballet-féerie) fué encargado a Tchaikovsky en 1891 por Iván Vsevolozhky, director de los Teatros Imperiales Rusos. El mismo fué estrenado en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, el 18 de diciembre de 1892, en un doble estreno conjunto con la opera Iolanthe, bajo la batuta de Edvard Napravnik. El libreto era de Marius Petipá y el montaje coreográfico a cargo de Lev Ivanov. El estreno no fué del todo exitoso, pero no en cuanto a la música, sino a la coreografía, escenografía y fidelidad de la historia al cuento original de Hoffmann. El ballet pasó a un largo letargo después de la muerte del compositor, recobrando su merecido lugar a partir de 1944 cuando George Balanchine logra un gran éxito con su montaje para el New York Metropolitan Ballet. Desde entonces es un esencial en el género.
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En cuanto a discografía, abundan cientos de versiones de la suite orquestal, por el contrario no hay tantas del ballet completo, alcanzando grandes cimas a través de las grabaciones de Dorati, Bonynge, Rozhdestvensky, Ozawa, Ashkenazy, Vonk y muy especialmente André Previn, con dos grabaciones en su haber. La versión de Previn de elección es con la Real Orquesta Filarmónica, pues aunque el enfoque es muy similar al de su anterior versión con la Sinfónica de Londres, la segunda goza de mejor calidad sonora. Previn maneja como pocos el realce de la belleza musical, sin descuidar el drama ni los múltiples detalles y simbolismos psicológicos y autobiográficos que encierra la partitura. Los ballets tchaikovskianos siempre han contado con la fortuna de las orquestas inglesas como intérpretes, que en ésta música rozan el cielo, y éste Cascanueces con Previn no es excepción.
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El Cascanueces es a juicio de quien escribe una de las grandes piezas de la música occidental. La cantidad de música maravillosa que contiene es asombrosa (¿quién más podría haber representado así una escena de pesadilla de una batalla de ratones infernales contra soldados de madera?). La cantidad de arreglos y de secuelas musicales basadas en El Cascanueces es enorme y es la mejor prueba de la grandeza de ésta música inmortal.
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En una entrega posterior les traeré una discografía recomendada de los mejores Cascanueces en disco. Una feliz nochebuena para todos los seguidores de ARPEGIO y mis deseos por una Feliz Navidad.
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M-S.
viernes, 17 de diciembre de 2021
Bruckner: Sinfonía Nr. 3
Anton Bruckner
SYMPHONIE Nr. 3, WAB.103 (Ed. Nowak, versión final de 1889).
Wiener Philharmoniker
Dir: Karl Böhm.
(DECCA)
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Conmemorando al gran Maestro Karl Böhm, a 40 años de su desaparición.
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La historia de la 3ra de Bruckner y sus revisiones y versiones es una de las más enrevesadas. Sin embargo para simplificar podemos hablar básicamente de tres versiones: la primera versión, con la famosa dedicatoria a Wagner, que data de 1873; la primera revisión radical de la obra que se remonta a 1877; y por último la versión final, revisada entre 1888-89. Entre los intérpretes predomina la preferencia por las dos últimas versiones, quedando hoy la versión original como mera curiosidad.
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En sus relaciones de amor-odio de Bruckner con la Filarmónica de Viena, la primera versión fué aceptada por la orquesta para ser ensayada, aunque finalmente nunca se aceptó para un estreno. Varias revisiones llevaron a la versión de 1877, que fue estrenada en Viena el 16 de diciembre de 1877, bajo la batuta del compositor. El concierto es recordado como un desastre, con un público abandonando progresivamente la sala, en parte debido a las falencias del mismo Bruckner como director. Dicho fracaso motivó a Bruckner a hacer revisiones adicionales, acortándola, eliminando las citas wagnerianas remanentes, eliminando la coda del scherzo y cambiando el clima tonal general de la obra con modificaciones críticas en la orquestación, aproximándola a las sinfonías precedentes. La versión definitiva fué publicada por Rättig en 1890 y se estrenó en Viena el 21 de diciembre de 1890, bajo la batuta de Hans Richter (la posición artística de Bruckner era otra). La edición crítica de ésta versión es la de Nowak, publicada en 1959.
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Aún con los retos que plantea la Tercera, se trata sin duda de una obra de avanzada, colocándose como una obra de transición entre sus sinfonías tempranas y las consideradas sinfonías mayores que arrancan a partir de la Sinfonía Nr.4. La versión definitiva de 1889 de la 3ra pareciera ser la preferida entre los directores brucknerianos más connotados (caballito de batalla de Hans Knappertsbusch, entre otros). Entre las grabaciones modernas de ésta versión resalta precisamente una hecha por la Filarmónica de Viena, en ésta ocasión bajo la batuta de Karl Böhm, quien a pesar de no ser un bruckneriano completo, dejó grabaciones emblemáticas de algunas de sus sinfonías, incluyendo ésta maravillosa Tercera que supera con creces todos los retos interpretativos que plantea. Grabación de referencia para ésta obra y sin duda uno de los grandes discos de toda colección bruckneriana.
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Entrega dedicada a mis amigos Poloro y Quinoff.
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M-S.
sábado, 11 de diciembre de 2021
Todo Tchaikovsky: Souvenir de Florencia (versión original).
Piotr Ilich Tchaikovsky
SEXTETO DE CUERDAS Op.70 ¨SOUVENIR DE FLORENCIA¨
Wiener Streichsextett.
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Aunque la versión arreglada para orquesta de cuerdas resulta maravillosa, la versión original del compositor para sexteto de cuerdas realza la esencia schubertiana de ésta maravilla camerística. La ejecución del Sexteto Vienés es de referencia.
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M-S.
lunes, 6 de diciembre de 2021
Mahler - Haitink: Sinfonía Nr. 5
Gustav Mahler
SINFONIA Nr. 5
Berliner Philharmoniker
Dir: Bernard Haitink.
(PHILIPS)
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La gran afinidad de Bernard Haitink por la música de Gustav Mahler es un tópico fuera de discusión. Sus múltiples grabaciones de casi todas las sinfonías son el mejor testimonio. Sin embargo en el abordaje de las diferentes sinfonías se puede apreciar cierta irregularidad, con sus altos y sus bajos (normal en cualquier director mahleriano). En efecto, sus lecturas de la 1ra, 2da, 3ra, 4a y 9na resultan por lo general de primera línea. Por el contrario, con la 6ta, notables como son, carecen del gancho y tensión dramáticos que se aprecian en contendoras importantes como Bernstein, Tennstedt ó Barbirolli. Su única grabación de la Octava, correcta pero aséptica, no tiene mucho que buscar al lado de las referencias clásicas. En cuanto a la 5ta, tal vez la sinfonía mahleriana que plantea más retos por su orquestación, fraseos y armonías atípicas, las opiniones resultan más divididas: mientras algunos lo consiguen insulso, cauto y falto de ideas, otros lo conseguimos por el contrario objetivo, centrado, asertivo y por sobre todo eficiente en la comunicatividad. Sus lecturas de la Sinfonía Nr. 5 resultan un portento en el estudio de la partitura, tanto así que sus grabaciones pudieran usarse para seguir la música partitura en mano. Al haber directores que se toman tantas libertades más atentas al efecto que a la sustancia, resulta ilustrativa la manera prístina, respetuosa y espartana en que Haitink aborda ésta obra, sobre todo en su grabación oficial con la Orquesta del Concertgebouw, y aunque de modo más controversial, también en su grabación digital hecha con la Filarmónica de Berlín.
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Dicha grabación berlinesa constituye un avance tecnológico, pues el sonido de Philips para el momento está apegado a los más avanzado en sonido digital. Los detalles y contrastes de cada departamento orquestal se escuchan con una claridad pasmosa. A diferencia de lo que dice cierta crítica, se trata de una grabación tremenda, con un primer movimiento implacable que explota la potencialidad sonora de la partitura, pero sin caer en el exhibicionismo manierista ni la autoindulgencia. De hecho, la Quinta probablemente sea la que tiene más grabaciones malosas, por la fácil invitación al exceso y a la fealdad del ruido. El segundo movimiento posee todo el poder telúrico y arrastre tempestuoso que se puede esperar, pero de nuevo sin caer en la vulgaridad sedienta de aplauso fácil. El movimiento central posee un correcto equilibrio entre lirismo y drama que colocan todo en el centro de la balanza. El movimiento más problemático y criticado en particular, el Adagietto, llevado en interesantísimos 13 minutos, ciertamente suena lento (la instrucción es Sehr Langsam: Muy Lento) , pero de ninguna manera el maestro permite que la música se diluya, difumine o desinfle. La comunicatividad de la música se mantiene constante y permite descubrir nuevos matices en las cuerdas que no suelen ser de atención cuando el movimiento es llevado en los 9 minutos y medio convencionales. Se critica muchísimo éste abordaje, calificado de Adagietto interminable y agónico, pero es de recordar que el Finale de la Patética de Tchaikovsky por Bernstein se dispara 16 minutos y es considerado por muchos como la gloria (¿?). El Finale de ésta 5ta de Mahler es la gloria. Es aún la orquesta de Karajan dándole al director todo lo que solicita, con ensamblaje perfecto, logrando en ésta conclusión una lectura escalofriante en cuanto a disciplina, análisis, depuración, brillo sonoro, belleza y de nuevo, evitando siempre la tentación del triunfalismo populachero, hortera y cliché, decantándose más bien por un coral de aspiraciones y elevaciones espirituales brucknerianas. Seguramente hay Quintas más satisfactorias en el contexto general, pero no conozco otra que sonoramente me deje más satisfecho que ésta y a tales efectos la propongo en mi continuación de la serie homenaje al recordado Bernard Haitink.
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M-S.