sábado, 26 de enero de 2013
Ein Feste Burg.
Johann Sebastian Bach
CANTATA NR.80 "EIN FESTE BURG IST UNSER GOTT"
CANTATA NR.140 "WACHET AUF RUFT UNS DIE STIMME"
Gabriele Fontana, Julia Hamari, Gösta Winbergh, Tom Krause.
Hymnuschor
Stuttgarter Kammerorchester
Dir: Karl Münchinger.
(DECCA)
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Dos de las Cantatas más conocidas y famosas del extenso número que compuso Bach. La primera data de 1715, de la época en que Bach residía en Weimar, y está basada en el famoso canto de Lutero "Ein feste Burg ist unser Gott". La segunda data de 1730-31, y se sabe que fue estrenada por Bach en Leipzig, el 25 de noviembre de 1731. Está basada en la canción devocional del teólogo y compositor del siglo XVI Philipp Nicolai. En ambos casos se evidencia la siempre presente maestría de Bach en la Armonía y en la transmisión de sentimiento y espiritualidad. Las ejecuciones de Münchinger son absolutas pioneras, en ese estilo que le caracteriza y que ya hemos descrito. A diferencia de las interpretaciones puristas que luego han sentado regla, las ejecuciones de Münchinger me parecen más cálidas y afectuosas, distantes de la frialdad que suelen transmitir las versiones "históricamente informadas". Sin más, es cuestión de escuchar y comparar con las versiones más modernas.
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M-S.
domingo, 20 de enero de 2013
Todo Tchaikovsky: Concierto-Fantasía
Piotr Ilich Tchaikovsky
CONCERTO-FANTASIA FOR PIANO & ORCHESTRA
Igor Zhukov, Piano
USSR Symphony Orchestra
Dir: Dimitri Kitaenko
(Melodiya)
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El Concerto Fantasia en Sol Mayor, Op. 56, para Piano y Orquesta, fue escrito por Pyotr Ilyich Tchaikovsky entre junio y octubre de 1884. Fue estrenado en Moscú, el 6 de marzo de 1885, con Sergei Taneyev como solista y Max Erdmannsdörfer al frente de la Orquesta de la Sociedad Musical Rusa. El estreno fue exitoso, garantizando posteriores ejecuciones en los siguientes 20 años, para luego desaparecer completamente del repertorio hasta su resurgir en décadas recientes.
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La obra ciertamente carece de los alcances y profundidad de los dos grandes conciertos para piano que le anteceden. La obra, agradable y accesible como es, posee una debilidad intrínseca al no contener verdaderas ideas de contundencia, pudiendo sonar a algunos como un collage de materiales procedentes de obras más importantes. Sin embargo, su original estructura lo colocan en una categoría por encima de una simple obra de exhibición. Su riqueza melódica sin duda cautiva y su fresca estructura lo hacen una obra atractiva y con el inconfundible sello tchaikovskiano.
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Siendo aun hoy en día una obra poco interpretada, existe sólo un puñado de grabaciones disponibles, una de las mejores sin duda la que nos dejó Igor Zhukov, acompañado de la Orquesta de Svetlanov, pero en esta ocasión bajo la batuta de Dimitri Kitaenko. Una joya.
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M-S.
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