Gustav Mahler (1860-1911)
SYMPHONIE NR.6
Wiener Philharmoniker
Dir: Leonard Bernstein.
(DG)
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Continuando en ARPEGIO con el ciclo homenaje al centenario de la muerte de Gustav Mahler.
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La Sexta es considerada por lo común como la sinfonía más "formal" de Mahler, no obstante ser también una de sus creaciones más personales y cargadas de emociones, así como una de las que plantea más problemas y retos a intérpretes y escuchas. Se trata de una obra que confía en una clara organización dramática para apuntalar la estructura en conjunto. La Sexta es también la única obra "trágica" del compositor, puesto que el Héroe constantemente simbolizado en sus sinfonías, cae derrotado y abatido en este particular mundo sonoro. La formalidad viene dada entonces por un planteamiento convencional en cuatro movimientos, así como por la afirmación de una tonalidad concéntrica sin ambiguedades: la obra comienza y termina en la menor, y el scherzo sigue la misma tonalidad. El simbolismo de esta característica es claro y es que el Héroe implicado no tenga escape a la fatídica tonalidad que representa el destino y la muerte. En el finale, uno de los más largos y masivos de toda la literatura sinfónica, la muerte del Héroe queda representada en el último y paroxístico clímax del movimiento.
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Aunque muchos compositores eminentes como por ejemplo Webern y Berg han considerado a la 6ta como una de las más grandes obras de Mahler, en vista de su notable equilibrio entre forma y drama, la obra no está desprovista de escollos y problemas que se oponen al ensamblaje de una arquitectura perfecta: la masividad y densidad de los movimientos externos crea un desequilibrio frente a un violento Scherzo que no termina de encuadrar bien ya sea poniéndolo en segundo lugar, antes del Andante, ó en tercer lugar sucediendo al mismo. Pareciera haber la necesidad, nuevamente como en su predecesora, la Quinta, y posteriormente en su sucesora, la "problemática" Séptima, de colocar un movimiento adicional para amortiguar adecuadamente esta inestabilidad intrínseca estructural. De no menor importancia es el reconocimiento de que las radicales desviaciones de los considerados modelos "clásicos" ó "formales" han sido provocadas por consideraciones exclusivamente dramáticas. De este modo, y sin haber el reconocimiento explícito de un programa, la forma cede definitivamente paso al drama. La Sexta no sólo resalta por su formidable capacidad expresiva de la emoción en todos sus rangos, sino en los tremendos avances logrados por el compositor en el desarrollo de un pensamiento contrapuntístico propio.
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A causa de su estructura "clásica", la Sexta es la única sinfonía de Mahler en que un movimiento lento desempeña un papel tradicional dentro de un esquema tradicional cuatripartito, como lo impusiera Haydn. En otras, o bien no hay verdadero movimiento lento, como en la 7ma, ó bien el mismo funciona cumpliendo otro rol, como puede ser el de un Finale (3ra y 9na); el de una antesala al Finale (como en la 5ta); el de un movimiento de apertura (la 10ma); ó el de una parodia impostada (la 1ra). Pero volvemos y repetimos, semejante coloso sinfónico, a juicio de quien escribe, no está del todo pisando terrenos estables bajo la forma tradicional haydniana de una sinfonía.
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Siendo una obra de semejante calibre, plantea un reto constante a orquestas y directores. Herbert von Karajan decía que fuera de las Operas de Wagner, era una de las pocas obras que lo dejaban inevitablemente exhausto. Hay muchísimas grabaciones, y dentro de las interpretaciones hay dos corrientes diferentes: la línea hiperdramática, representada por directores como Leonard Bernstein ó Klaus Tennstedt, con tempi rápidos y mucho énfasis en los clímax; y la línea estoica, que antepone al drama la claridad de las líneas sonoras, del contrapunto y del argumento. Aca sobresalen las versiones de Barbirolli ó Mitropoulos. Entre las lecturas "modernas" de la 6ta pareciera imponerse una línea intermedia que concilia las dos primeras, lo cual tal vez sea lo correcto, y aca sobresalen grabaciones como las de Sanderling, Farberman, Abbado, ó la del mismo Karajan.
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Leonard Bernstein fue un especialista en la 6ta. Director controversial, aunque considerado como uno de los verdaderamente grandes mahlerianos, Lenny tiene dos registros de la 6ta, el primero con la Filarmónica de New York (hiperdramático) y su última grabación hecha para DG con la Filarmónica de Viena, para DG, en todos los aspectos harto preferible. Aunque la concecpción del director es la misma, la grabación en DG es menos extremista, más erudita y reflexiva, así como goza de los hechos de que la Filarmónica de Viena toca como pocas veces lo ha hecho en Mahler, el sonido es extraordinario y el Finale es, sin duda, el mejor que se ha grabado alguna vez. Esta grabación es una de las cinco grandes 6tas que existen en disco.
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M-S.