Pfitzner: Sinfonia Grande.

Hans Pfitzner

SYMPHONIE, cis-moll, Op. 36a

Münchner Philharmoniker

Dir: Christian Thielemann.

(MP)

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      La Sinfonía en do sostenido menor, Op.36a de Hans Pfitzner (1932) constituye su mayor y más asertivo esfuerzo sinfónico, en su línea de mantenerse fiel a la tonalidad y al nacionalismo germánico moderado, en contracorriente a las tendencias musicales de la primera mitad del siglo XX, las de la Segunda Escuela de Viena, las operas de Richard Strauss, los impresionistas franceses y el minimalismo transicional y rupturista de Stravinsky.  Me refiero a la ¨Sinfonía Grande¨, Op. 36a de Pfitzner para diferenciarla de sus otros dos esfuerzos sinfónicos: la ¨Pequeña Sinfonía¨ (Kleine Sinfonie) Op. 44 de 1939 y su Sinfonía en do mayor, Op. 46 ¨An die Freunde¨ (1940), que en realidad se puede considerar como un Poema Sinfónico.

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       La Sinfonía en do sostenido menor es realmente la versión orquestada de su cuarteto de cuerdas Nr.2, Op.36.  El compositor deseaba expandir el conocimiento de sus obras y sentía que con música de cámara no sería suficiente. La obra fue estrenada en Munich, el 23 de marzo de 1933. La obra nos muestra una orquestación ocurrente, siempre interesante, de economía clásica y de buen gusto, sin dejar de mostrar reminiscencias postmahlerianas que recuerdan a Zemlinsky y al Schönberg tonal, como al mismo tiempo no deja de coquetear con el impresionismo francés y con la sorna de Prokofiev. Es una gran sinfonía de la primera mitad del siglo XX que merece ser más conocida.

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     La música de Pfitzner ha venido a ser conocida a partir de los años 90´s del siglo pasado, cuando comienza a ser atractiva para las disqueras, comenzando a grabarse las principales obras de su catálogo, siendo de especial relevancia la magnífica serie grabada para CPO por Werner Andreas Albert, que incluye una estupenda grabación de la Sinfonía Op.36a.  Más recientemente se agrega ésta versión grabada por Christian Thielemann con la Filarmónica de Munich, grabación portentosa y asertiva que incluso va más allá que la de Albert. Thielemann explota muy bien las texturas orquestales, demostrando una vez más su afinidad por éste tipo de repertorio, y aunque son pocos los discos de Thielemann que recomendaría, éste sí es uno que vale mucho la pena.

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M-S.