jueves, 27 de febrero de 2025

Shostakovich: Sinfonía Nr. 4.

Dimitri Shostakovich

SYMPHONY Nr. 4, Op. 43  (1936)

Royal Scottish National Symphony Orchestra

Dir: Neeme Järvi.

(CHANDOS)

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     La Sinfonía Nr. 4 de Shostakovich fue compuesta entre septiembre de 1935 y mayo de 1936, durante una de las épocas de mayor terror del estalinismo en la URSS. A la par de la Cuarta, Shostakovich venía trabajando en su Opera ¨Lady Macbeth de Mtsensk¨,  estrenada a principios de 1936 y que se ganó la reprobación por parte de la censura estalinista. Con el título ¨Confusión en lugar de música¨, el diario Pravda, por órdenes del mismo Stalin, denunciaba al compositor y atacaba a la obra por su desapego de los valores del ¨realismo socialista¨. Shostakovich llegó a temer por su propia vida. A pesar de que ya se habían comenzado ensayos para el estreno de la Cuarta, el revuelo causado por Lady Macbeth hizo que se cancelaran más ensayos y por lo tanto el estreno, probablemente con la aprobación y acuerdo del mismo compositor. La Cuarta durmió un largo sueño hasta su estreno en 1961, ya con Stalin bien muerto.  En cuanto a grabaciones, la implacable lectura de Neeme Järvi es para mí la elección más obvia. 

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Agrego a continuación las muy bien escritas notas de Mark Wigglesworth sobre la Sinfonía n.º 4.

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Secretos

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En el otoño de 1935, el todavía joven pero ya muy celebrado Shostakovich tenía todos los motivos para empezar a componer su Cuarta Sinfonía con suprema confianza. Su reciente ópera Lady Macbeth de Mtsensk había sido un éxito sensacional y él era sin duda el niño de oro musical de la Unión Soviética. Pero a los pocos meses la burbuja eufórica estalló cuando Stalin fue a ver la ópera en persona e inmediatamente escribió el infame artículo en el periódico Pravda que describía al precoz músico como un compositor de "confusión en lugar de música" y un enemigo del estado. La vida de Shostakovich dio un vuelco. Conocerlo era peligroso; asociarse con él era suicida. La gente cruzaba la calle para evitarlo y él guardaba una maleta llena de ropa interior abrigada y zapatos resistentes para el día en que presumía que lo enviarían a Siberia. La presión sobre el joven de veintinueve años para que se disculpara por su música era intensa. Hacia el final de su vida, le explicó a su amigo Isaak Glikman: «Las autoridades intentaron por todos los medios hacerme arrepentir y expiar mi pecado, pero me negué. Entonces era joven y tenía fuerza física. En lugar de arrepentirme, compuse mi Cuarta Sinfonía».

Es difícil decir en qué parte de la obra estaba trabajando Shostakovich cuando apareció el artículo de Pravda . A partir de varios documentos fechados, podemos suponer que se trataba de algún punto del final, pero tratar de encontrar el punto específico es, en última instancia, un ejercicio bastante inútil, ya que Shostakovich era un compositor que concebía sus obras en su totalidad antes de escribirlas. Es perfectamente posible que la composición no se viera afectada de ninguna manera por el ataque. Cualesquiera que sean los cambios a los que el artículo obligó a Shostakovich como hombre, Shostakovich como compositor probablemente no se desvió ni un ápice de su rumbo. La cuestión después de Pravda no era si terminar la pieza, sino si hacerla interpretar o no.

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Shostakovich terminó la sinfonía en mayo de 1936 y, en un principio, estaba decidido a que se interpretara su nueva obra. Cuando sus amigos cercanos le preguntaron cuál creía que sería la reacción oficial, no se amilanó: "No escribo para Pravda...Escribo para mí mismo". La fecha del estreno se fijó para el 30 de diciembre de 1936, con la Orquesta Filarmónica de Leningrado dirigida por su director musical, Fritz Stiedry. Las razones de lo que sucedió después no están claras. En algún momento durante los ensayos, Shostakovich decidió retirar la sinfonía de la interpretación, alegando que sentía que el final necesitaba una reescritura y que la obra en su conjunto adolecía de "grandiosomanía". Pero más tarde dijo que lo hizo porque Stiedry estaba haciendo un desastre espantoso de los ensayos. Sin embargo, Isaak Glikman afirma que la verdadera razón por la que se abandonó la interpretación fue debido a la intolerable presión ejercida sobre la Orquesta Filarmónica de Leningrado por parte de las autoridades. Más que tener algo que ver con la pieza o el director, la retirada fue el resultado de que el director de la orquesta pidió al compositor que tomara la decisión por su cuenta y protegiera a todos los involucrados como resultado.

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Cualquiera que haya sido la razón, fue un momento extremadamente tenso. Todos tenían que doblegarse a las exigencias del realismo socialista y el peligro de no seguir la línea era algo que afectaba a todos. "Tenía miedo", dijo Shostakovich. "El miedo era un sentimiento común para todos entonces, y yo no perdí mi parte. El peligro me horrorizaba y no veía salida. Quería desesperadamente desaparecer. Pensé en la posibilidad con gusto. Estaba completamente destruido. Fue un punto bajo que borró mi pasado. Y mi futuro. Los terribles años de preguerra. De eso tratan mis sinfonías, comenzando con la Cuarta".

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Nadezhda Mandelstam, la escritora rusa que fue contemporánea y amiga de Shostakovich escribió sobre el impacto interno de ser aterrorizada de esa manera: "Una existencia como esta deja una marca. Todos nos volvemos ligeramente desequilibrados mentalmente, no enfermos, pero tampoco normales: desconfiados, mentirosos, confusos e inhibidos en nuestro habla, al mismo tiempo que damos una muestra de optimismo adolescente. Si vives en un estado de pánico constante, empiezas a tener una conciencia especial de cada minuto, de cada segundo. El tiempo se arrastra, adquiere peso y oprime el pecho como si fuera plomo. No se trata tanto de un estado mental como de una sensación física. También podría haber estado describiendo el impacto emocional de escuchar la Cuarta Sinfonía de Shostakovich.

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El manuscrito de la obra no interpretada se perdió durante la guerra. No fue hasta mucho después de la muerte de Stalin que un bibliotecario de la Filarmónica de Leningrado encontró todas las partes orquestales en sus archivos y reconstruyó la partitura exactamente como había sido cuando Shostakovich la retiró. La Cuarta Sinfonía fue entonces entregada al director Kirill Kondrashin y a la Orquesta Filarmónica de Moscú, y finalmente se interpretó el 30 de diciembre de 1961, veinticinco años más tarde de lo previsto originalmente.

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Tras el estreno, Shostakovich se mostró inusualmente elogioso con respecto a su propia obra: «En muchos aspectos, mi Cuarta Sinfonía es mucho mejor que las últimas. Es mejor que la Octava». Y, sin embargo, durante un cuarto de siglo nunca había sugerido públicamente que se interpretara, ni había contradicho la idea de que había sido su propia decisión retirarla. Tal vez se sentía culpable por haber cedido, a sus propios ojos. Tal vez le resultaba más fácil denigrar la pieza que admitir que había dejado que las autoridades dictaran su vida. «Mi Cuarta Sinfonía fue un fracaso», había dicho en 1956. «Es una obra muy imperfecta y prolija». Pero el hecho es que, a pesar de las críticas públicas que le había dirigido a lo largo de los años, cuando llegó el momento de interpretarla en 1961 insistió en que no se haría ningún cambio. Shostakovich puso en su lugar a un director de orquesta tan famoso como Otto Klemperer cuando, por razones prácticas, pidió que se redujera el número de flautas necesarias de seis a cuatro. "Lo que se ha escrito con una pluma no se puede borrar con un hacha", fue la respuesta tajante del compositor.

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La pieza es indudablemente enorme, pero aunque requiere una orquesta de 125 músicos, su verdadero exceso reside en su forma, o más bien en su aparente falta de forma. Pero criticar la pieza por esto es ignorar el hecho de que la estructura aparentemente incoherente y a veces inconexa es el punto central de la obra. La música es grandiosa y grandilocuente porque habla de grandiosidad y grandilocuencia. Se pretende exagerar.

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"Gigantomanía" fue un término utilizado por un economista en la década de 1930 para describir el estado de ánimo de la vida pública en Rusia. De un sentimiento de inferioridad respecto del Occidente industrializado surgió una fanfarronería que exageraba los logros del Estado. Todo lo grande se celebraba. Había granjas tan grandes que los trabajadores pasaban más tiempo moviéndose por ellas que trabajando, proyectos inútiles como la excavación del canal del Mar Blanco que costó cien mil vidas, y discursos como el que sigue, pronunciado por un delegado en el Séptimo Congreso de los Soviets en 1935:

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«Debo cantar, gritar, gritar a viva voz mi alegría y felicidad. Todo es gracias a ti, oh gran maestro Stalin. Nuestro amor, nuestra devoción, nuestra fuerza, nuestros corazones, nuestro heroísmo, nuestra vida, todo es tuyo. Tómalos, gran Stalin, todo es tuyo, oh líder de este gran país. Los pueblos de todos los tiempos y de todas las naciones darán tu nombre a todo lo que es bello y fuerte, a todo lo que es sabio y hermoso. Cuando la mujer que amo me dé un hijo, la primera palabra que enseñaré será «Stalin».»

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«Exagerar» su música era una manera de Shostakovich de dar a ciertas personas lo que querían y, al mismo tiempo, permanecer irónico a los ojos de los demás. ¿Quién puede saber si la exageración es deliberada o no?

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Shostakovich debió tener sentimientos encontrados sobre el éxito final, aunque tardío, de la obra: preguntas sobre lo que podría haber sido, el recuerdo de aquellos tiempos difíciles, tal vez incluso culpa artística por abandonar el camino musical modernista que había estado siguiendo. Aunque hay un dinamismo y una impetuosidad en esta pieza que nunca vuelven a aparecer en su obra, el desafío de tener que escribir música más popular y al mismo tiempo permanecer fiel a sí mismo puede haber sido una disciplina valiosa, sin la cual no habría tocado a tantas personas. Tal vez el hecho de que lo "controlaran" fue lo mejor que le pudo haber pasado. Alternativamente, uno podría considerar el cambio de estilo que siguió a los eventos de 1936 como una tragedia y lamentar la pérdida de una mente fantásticamente brillante y original, y solo tratar de imaginar qué dirección podría haber tomado su música si se le hubiera permitido permanecer artísticamente libre.

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Poco antes de su muerte, Shostakovich intentó explicar su propia visión. "Cómo lograron contorsionarnos, deformar nuestras vidas. Me preguntas si hubiera sido diferente sin "Guía del partido"? Sí, casi con toda seguridad. Sin duda, la línea que seguí cuando escribí la n.° 4 habría sido más fuerte y más nítida en mi obra. Habría mostrado más brillantez, habría usado más sarcasmo, habría podido revelar mis ideas abiertamente en lugar de tener que recurrir al camuflaje; habría escrito música más pura. Esta enigmática declaración es apropiada para uno de los compositores más enigmáticos. Al igual que su música en sí, nos deja la libertad de formar nuestra propia opinión sobre lo que está tratando de decir.

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© Mark Wigglesworth 2008

 

domingo, 23 de febrero de 2025

Sinfonías de Tchaikovsky: Discografía Recomendada.


Después del largo paseo recorrido a través de la serie ¨Todo Tchaikovsky¨, me atrevo a dejar una lista de las grabaciones de sus sinfonías que se pueden considerar de referencia, tomando en cuenta calidad artística y de sonido... Digamos que mi selección personal si tuviera que quedarme obligatoriamente con una sola versión...

 

Sinfonía Nr.1, Op.13. Herbert von Karajan / Berliner Philharmoniker (DG):  sin duda el ciclo berlinés de Karajan grabado para Deutsche Grammophon siempre ha sido una referencia fácil, por sus altos estándares artísticos y sonoros. Lástima que no se animara con Manfredo. Del mismo resalta especialmente su grabación de la Sinfonía Nr.1, ¨Sueños de Invierno¨, hecha con especial cuidado, depuración y planificación. Probablemente no la más eslava (tampoco se trata de una sinfonía eslava a la manera de Los Cinco), pero sí la más bellamente tratada, mirando a Schumann, atenta al fraseo lírico, al logro maravilloso de las atmósferas oníricas que sugieren los movimientos y con una Filarmónica de Berlín en plena forma que responde a la perfección a los requerimientos de Karajan. Un esencial.



Sinfonía Nr.2, Op.17. Claudio Abbado / Chicago Symphony Orchestra (SONY):  Abbado siempre fue un entusiasta y campeón de ésta sinfonía, la ¨Ucraniana¨, dejando al menos dos grandes grabaciones, la de DG hecha con la New Philharmonia y la presente, hecha para CBS (ahora SONY) con la Sinfónica de Chicago. Grabación tremenda, con suficientes grados de lirismo, buen gusto, folklore eslavo y emoción, con todos los departamentos de la orquesta perfectamente ensamblados (bronces, percusión y tam-tam, los ideales, sin extremos ensordecedores de otras competidoras) dejando un resultado memorable. En la grabación de DG es básicamente el mismo enfoque, pero la Sinfónica de Chicago me resulta en ésta ocasión superior. 



Sinfonía Nr.3, Op. 29.  Neeme Järvi / Göteborgs Symfoniker (BIS):  siempre la eterna cenicienta de las sinfonías de Tchaikovsky, lo cual me parece una lástima, pues es difícil algo más Tchaikovskiano que la ¨Polaca¨, la Sinfonía Nr. 3 goza sin embargo de una discografía respetable que le hace honor. Atendiendo a que la ¨Polaca¨ mira hacia el Tchaikovsky balletístico, considero que quien mejor ha entendido éste mundo particular ha sido Neeme Järvi (su hijo Paavo también lo ha demostrado). Järvi padre, que aunque ha dejado un ciclo bastante irregular, resalta por ésta ¨Polaca¨ magníficamente juzgada, plena de momentos emotivos, rimbombancia sólo la necesaria y maravillosamente tocada por la orquesta sueca. Merecida reivindicación a tan maravillosa partitura.  



Sinfonía Nr.4, Op.36.  Claudio Abbado / Wiener Philharmoniker (DG): la competencia en la Cuarta es feroz, tratándose de la sinfonía más popular del gran trágico ruso y por tanto una de las más interpretadas y grabadas. Aunque siempre exista una favorita, la excelsa grabacion de Claudio Abbado con la Filarmónica de Viena establece pautas en cuanto a los más altos estándares de calidad artística. Grabación precisa, equilibrada, sin las aberraciones de mal gusto que pretenden grabaciones ¨más rusas¨ (Mravinsky)... Bella pero excitantemente tocada, sin intervencionismos vacíos ni excesos retóricos, de una intensidad lacerante que quema en los momentos cumbre. La Filarmónica de Viena en plena forma, nunca desbocada (comparables a los berlineses con Karajan para la Primera) y en un momento de particular inspiración bajo la batuta del mejor Abbado posible. Si se busca una Cuarta que concilie todas las tendencias interpretativas, ésta es la elección.



Sinfonía Nr.5, Op.64.  Bernard Haitink / Concertgebouw (PHILIPS):  sin duda mi elección particular, la de Haitink, de la cual hablé suficiente en la entrega correspondiente. Habrá otras más intensas o más rusas (Koussevitzky), pero ninguna otra mejor tocada. La Orquesta del Concertgebouw en su gloria sonora.



Sinfonía Nr.6, Op.74.  Igor Markevitch / London Symphony Orchestra (PHILIPS):  arribamos a la Patética, recientemente tratada. Como sucede con la Cuarta, la ¨Patética¨ le sigue como sinfonía más grabada e interpretada, y la situación se complica al haber una buena cantidad de grabaciones que aciertan por completo en el momento musical, por lo que es casi imposible quedarse con una sola grabación. Pero como el ejercicio exige proponer una sola, me sigo quedando con la canónica grabación de Igor Markevitch, de su también famoso ciclo con la Sinfónica de Londres, donde sin duda la ¨Patética¨ resalta. De nuevo nos encontramos ante una lectura áspera, escarpada, de carga dramática que corre a expensas de las intensidades y contrastes y no de las velocidades, ajena a la retórica grandilocuente ni histérica (escuchen ese Scherzo que suena como verdadera marcha hacia el Purgatorio)... Como leí en una acertada descripción, ¨grabación sobria, severa y durísima¨, más en la línea de Klemperer o de Karl Böhm (sí, Karl Böhm, con la misma orquesta). Aunque tenga su favorita, ésta es esencial.


Manfredo, Op.58.  Mariss Jansons / Oslo Philharmonic (CHANDOS):  llegamos finalmente a Manfredo, que aunque Poema Sinfónico en cuatro cuadros, cuadra más como sinfonía. En espera aún de que salga una grabación perfecta, a día de hoy me sigue pareciendo la hermosa grabación de Mariss Jansons como la que más se aproxima a lo ideal y una de las pocas que supera todas las pruebas de fuego que exige la partitura (obsérvese el modo de abordar la coda del primer movimiento, el verdadero enfoque mendelssohniano del Scherzo, llevado sin desboque; la grácil delicadeza del pastoril Andante que alcanza eficazmente su clímax en la parte más dramática con el sonido y sincronización perfecta de las ¨campanas¨ y el verdadero ambiente de bacanal que alcanza el Finale con una coda coral y participación del órgano inolvidable). La calidad sonora de Chandos es la típica que ha hecho famoso a ese sello. Es el Manfredo ideal y una de las cúspides del famoso ciclo de Jansons.

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M-S.

miércoles, 19 de febrero de 2025

Gliére: Sinfonía Nr. 2.


Reinhold Gliére

SYMPHONY Nr. 2, Op. 25

Philharmonia Orchestra.

Dir:  Yondani Butt.

(ASV)

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   Continua el ciclo homenaje al sesquicentenario del gran compositor UCRANIANO Reinhold Gliére. 

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    La Sinfonía Nr. 2, Op. 25, fue concluída por Gliére a finales de 1907 durante su estadía en Alemania y dedicada a su compañero de estudios, el futuro gran director Sergei Koussevitzky, quien la estrenaría en Berlín el 23 de enero de 1908, en su debut al frente de la Filarmónica de Berlín. 

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    A pesar de la fama de su siguiente sinfonía, la ¨Ilya Muromets¨, la Segunda muestra más personalidad e integridad sinfónica, al no estar sujeta a programa ni secuencia incidental. Es la mejor sinfonía de las tres que compuso, en opinión de quien escribe.  A diferencia de la Sinfonía Nr. 1 que muestra influencia de Glazunov y de Los Cinco, el modernismo bien entendido de la Segunda ya muestra a un Gliére con personalidad propia pero que hace guiños discretos a Rachmaninov y a Scriabin.

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    Al no gozar de la popularidad de ¨Ilya Muromets¨, la Segunda no cuenta con muchas grabaciones: básicamente se cuenta con la referencia establecida por Sir Edward Downes para CHANDOS;  la de Keith Clark, para NAXOS, de mediana calidad interpretativa; la del propio compositor en mal sonido de la era soviética; una grabación de Zdenek Macal con la Sinfónica de New Jersey, que no conozco. Y finalmente, mi grabación preferida y la que propongo que es la realizada por Yondani Butt, director de orígen chino, realizada con la Orquesta Philharmonia, grabación de gran acierto interpretativo y dramático. De absoluta referencia.

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M-S.

sábado, 15 de febrero de 2025

Dresden 80.


Gustav MAHLER (1860-1911)

SYMPHONIE Nr. 2 in C minor ¨AUFERSTEHUNG¨  [86:27]

Charlotte Margiono (soprano); Jard van Nes (alto)

Choir and Orchestra of the Staatskapelle Dresden

Dir: Bernard Haitink.

(rec. live, 13 February 1995, Semperoper, Dresden, Germany).

 PROFIL EDITION PH07040.  Edition Staatskapelle Dresden Vol. 33  [33:16 + 53:11]

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    Conmemorando los 80 años de la devastación de Dresden, uno de los episodios más controversiales de la Segunda Guerra Mundial.
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   La presente grabación de la 2da de Mahler se hizo en 1995, en la Semperoper de Dresden, en conmemoración de los 50 años del hecho. Aunque la ciudad fue borrada del mapa entre el 13 y 15 de febrero de 1945, la Semperoper aunque sufrió severos daños estructurales, fue de los pocos edicicios que se mantuvieron milagrosamente en pie.
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     Como resultado de ésta conmemoración tenemos en disco una de las más memorables grabaciones de la gran página mahleriana, a cargo de las fuerzas musicales de la ciudad martirizada. Adjunto la estupenda nota en su momento publicada por Musicweb International.
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On those very special occasions the excellence of the music and the quality of the playing and live atmosphere can combine to produce something quite special. So it is with this Profil disc.

Every year on 13 February a memorial concert is given in the German city of Dresden to commemorate the anniversary of the terrible World War Two allied air raid carried out in 1945. The night bombing left large tracts of the city in ruins and thousands of people dead. Traditionally a requiem mass has been given at the memorial concert. However, in 1995 to mark the 50th anniversary of the Dresden devastation Mahler’s Resurrection was presented. Performed at the Dresden Semperoper this massive score was considered to have the appropriate character to complement the solemn occasion. At these Dresden anniversary concerts it has been the tradition for the audience not to applaud before or after the performance. Instead the audience stand in quiet remembrance before leaving the hall. Incidentally, Haitink also performed the same Mahler score at Rotterdam in 1990 to mark the 50th anniversary of the destruction of the Dutch city by German bombers.

The opening movement originated as a symphonic poem entitled Totenfeier (Funeral Rites). It was composed in 1888. Between 1888 and 1894 Mahler laboured hard on his five movement symphony undertaking revisions in 1905. At the time Mahler was still carving out a name for himself as a conductor so work on the score was confined to his spare time, mainly during his summer holidays. Owing to the progressive nature of the writing, its unconventional design, the extended length and the massive forces Mahler must have hardly dared to imagine that he would ever hear it performed during his lifetime.

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The first performance was given at Berlin in 1895 with the composer conducting the Berlin Philharmonic Orchestra. In this score Mahler attempts to explore the existence of humanity in its entirety using sung text in the final two movements. In the fourth movement the text is from the collection of German folk poetry known as Des Knaben Wunderhorn (Youth’s Magic Horn), The fifth movement uses text from Friedrich Gottlieb Klopstock’s ode Die Auferstehung (The Resurrection). Then Mahler uses his own words beginning with O glaube, mein Herz (O believe, my heart). It was the composer’s friend Oskar Fried who first recorded the symphony in 1924 with the Berlin State Opera. The complete version of the Resurrection was introduced in Dresden in 1901 by conductor Ernst von Schuch, general music director of the Staatskapelle Dresden. Maestro Haitink’s stunning live account which was broadcast on the radio has so much going for it. The persuasive Haitink fashions the architecture and space of Mahler’s vast symphony splendidly, avoiding any sense of affectation. This reading feels completely spontaneous. Born in Amsterdam, maestro Haitink brought with him to Dresden a pair of renowned Dutch singers, Margiono and van Nes.

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Right from the opening Allegro maestoso the weight, bite and sheer power of the Dresden orchestra is striking. There’s impressive pacing throughout with beautiful playing especially in the more lyrical passages. Although all sections impress I found the stunning playing of the brass and woodwind highly dedicated and perfectly in unison. The exquisitely scored second movement Andante moderato with its gentle Ländler feels so light, poised and elegant. It feels like a mid-nineteenth century dance hall in Vienna. As the music briskly develops in weight the sound produced is remarkable especially from the golden-hued Dresden strings. Towards the conclusion of the movement the swirling strings can make the listener dizzy. When attending a concert I love to watch as well as hear the section with guitar-like strumming by the violins and violas, and the delightful pizzicato from the cellos. Sounding like gunshots the timpani strokes announce the opening of the third movement Scherzo. The writing draws on the captivating melody from Des Antonius von Padua Fischpredigt (St. Anthony’s Sermon to the Fishes). I love the way that Haitink underlines the acerbic sarcasm. In the section reminiscent of a klezmer band the schmoozing clarinet solo has the patina of Jewish folk music. The angry brass outburst is especially striking as is the potency of the pent-up energy released in Mahler’s agonised thrust. This puts a brisk halt to the bucolic frolicking.

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Urlicht (Primeval Light) from one of Mahler’s own Wunderhorn songs is the title of the fourth movement. A real highlight is the entrance of Jard van Nes, rich and mellowed toned, commencing with the words O Röschen Rot! (O red rose!). It’s a yearning declaration for respite from world weariness. I believed every word, such was her expressive power and clear diction. Van Nes also has an attractive timbre and supple projection. Following on closely is the rather brief and spiritually affecting chorale. This is intoned splendidly on the brass with woodwind playing of an elevated quality. The final movement Im Tempo des Scherzos, opening with Mahler’s terrible scream of anguish, is given such tremendous weight it feels terrifying before it decays into mere dust. In the ‘wilderness’ section the off-stage brass make a sure impression with the Dies irae chorale followed by blazing brass. The great drum-rolls at 10:06-10:24 are striking and shook me right down to my boots. A distinct martial quality to the brass fanfares is interrupted only by tetchy woodwind and angry percussion. Off-stage brass lingers in a lament interspersed with a flurry of birdsong on flute and piccolo. At 20:39 the Dresden chorus enter with the words Aufersteh’n, ja aufersteh’n wirst du (Rise again, yes rise again you will). It feels mellow and tender and makes a spellbinding impact. The text O glaube, mein Herz (O believe, my heart) is sung at 27:28 to magical effect by Charlotte Margiono with her secure technique and appealing tone. Both Margiono and van Nes combine with the heavenly Dresden chorus for the words O Schmerz! Du Alldurchdringer! (O suffering! All pervading or O all-piercing pain!). With singing of such quality from the impeccably matched soloists and chorus one might be excused for thinking they - and we - had been transported to paradise. The final section begins with the familiar Viennese string sound that soon develops in sheer weight. The massed forces, including organ and percussion battery, combine in a thunderous climax; the most remarkable that I have heard on disc.

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Recorded live in 1995 for radio broadcast at the Dresden Semperoper the engineers have produced a warm sound that is clear and well balanced. Although a live recording I struggled to hear any significant audience noise and as I explained earlier there is no applause after the conclusion of the score. I found the substantial Profil booklet notes exemplary being especially highly detailed.

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At this poignant 50th anniversary concert the magnificent playing was outstanding right from the high strings playing the softest pianissimo to climaxes of sonically massive proportions.

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I have numerous recommended versions of the Resurrection but nothing beats this remarkable Haitink account.

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Michael Cookson

Musicweb-International




   Dresden, 1945. Una foto devastadora y de impacto emocional tremendo. La estatua del apóstol, aún en pie, en lo alto de la Torre del Ayuntamiento, pareciera declamar ante quien quiera oir cuál es siempre el resultado de una guerra absurda, criminal y fratricida...  Se ha aprendido poco. 
 

miércoles, 12 de febrero de 2025

Ravel: La Valse.


Maurice Ravel

- DAPHNIS ET CHLOÉ,  Symphonie choréographique en trois parties.

- LA VALSE, Poéme Choréographique.

Berliner Philharmoniker.

Dir: Pierre Boulez.

(DG)

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     Aunque ya se ha presentado en ARPEGIO el famoso ballet Dafne y Cloé en otras versiones, la presente de Boulez vale la pena la audición.

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    Sin embargo la verdadera perla de éste disco es la fulgurante y poderosa versión de La Valse, no sólo una de las obras maestras de Ravel sino también una de las grandes obras orquestales del siglo XX.

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    La Valse va realmente acerca de la parodia de un vals, pero una especie de parodia oscura de los valses vieneses de la familia Strauss señalando la decadencia de la Viena de fines del Imperio Austro-Húngaro (faro entonces de la vida musical europea) y los cambios radicales en los cánones artísticos paralelos al cambio de siglo. Los ritmos irregulares, melodías agridulces y ánimos irónicos hacen perfectamente de ésta pieza una música engranable en una obra como la Sinfonía Nr. 7 de Mahler. La grabación de Boulez explota al máximo los recursos sonoros de La Valse, no con aromas franceses sino precisamente con esa acritud mahleriana tan apropiada. Un disco esencial.

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M-S. 


miércoles, 5 de febrero de 2025

Gliére: Sinfonía Nr. 1.


Reinhold Gliére

1-4)  SYMPHONY Nr. 1, Op. 8.

5-11)  THE RED POPPY, Ballet-Suite, Op. 70.

BBC Philharmonic

Dir:  Sir Edward Downes.

(CHANDOS)

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      Continuando la serie homenaje a Gliére en los 150 años de su nacimiento.

domingo, 2 de febrero de 2025

Palestrina: Misa del Papa Marcelo.


Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525-1594).

MISSA PAPAE MARCELLI.

The Tallis Scholars.

Dir: Peter Phillips.

(GIMELL)

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    2025 es también el año de la conmemoración de los 500 años del nacimiento de Palestrina.

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    Fallecido un día como hoy, 2 de febrero de 1594, Palestrina es clave en la transformación musical polifónica de la liturgia católica adaptada al espíritu de la Contrarreforma y que daría paso a la evolución del estilo renacentista al barroco.

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    Siendo casi toda su obra de naturaleza sacra, con más de 100 misas compuestas, su Misa del Papa Marcelo es una de las más famosas e interpretadas y es hoy la presentada a consideración. Le acompañañ en éste hermoso disco el Miserere de Allegri, ya presentado antes en ARPEGIO, y el Vox patris caelestis de William Mundy.

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M-S.