Anton Bruckner
SYMPHONIE Nr. 8.
Wiener Philharmoniker
Dir: Herbert von Karajan.
(DG)
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Arribamos a la Sinfonía Nr. 8 en nuestro ciclo homenaje al bicentenario Bruckner. No estaba olvidado.
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La
Octava de Bruckner fue desarrollada entre 1884 y 1887 cuando el compositor
finaliza la versión original, procediendo luego con revisiones hechas entre 1888 y
1890 y luego con una profunda revisión hecha en 1892, con sugerencias e intervenciones de Franz
Schalk, a fín de lograr una versión aceptada para un estreno. Hermann Levi ya había rechazado la versión de 1887 por considerarla inejecutable, lo cual sumió a Bruckner en una profunda depresión. La versión original nunca se interpretó entonces en vida del compositor, siendo
la de 1892 la utilizada finalmente para el estreno en Viena, el 18 de diciembre de 1892,
con Hans Richter al frente de la Filarmónica de Viena. La obra está dedicada a
S.M.I.R Francisco José I de Austria-Hungría y la recepción fue favorable a
pesar del veneno de Hanslick y su pandilla. Es la mayor y más compleja sinfonía
de Bruckner, pudiendo decir que es su obra maestra. Las críticas positivas del momento del estreno la elogiaron desde ¨Sinfonía de las Sinfonías¨ hasta ¨cumbre de la sinfonía romántica¨.
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Dada
la complejidad y proporciones de la obra, la misma no tuvo la aceptación que tuvo la 7ma, sólo
llevándose a cabo dos interpretaciones más en vida del compositor. La Premiére
en los Estados Unidos no ocurrió hasta 1909 y la premiére británica tuvo que
esperar hasta 1929.
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La obra está estructurada en los cuatro movimientos tradicionales, con la diferencia de que el Scherzo está colocado en segundo lugar, con un primer movimiento en forma sonata masivo y cataclísmico que probablemente ha contribuido a que algunos hayan llamado a ésta sinfonía ¨Apocalíptica¨. El Scherzo dista de ser un movimiento alegre, manteniendo un ambiente ominoso, entre trágico, lúgubre y misterioso que no resuelve las tensiones del primero. Con el tercer movimiento, Adagio, el más extenso de cuantos compuso Bruckner (duración promedio de media hora), llega finalmente la calma, pero en un ánimo nostálgico y con un sustrato armónico épico wagneriano. Con el Finale se recobra el ánimo ominoso del primer movimiento, recopilando materiales contrastantes de los movimientos anteriores, pero sin llegar al ciclismo de la Quinta. Los diferentes materiales melódicos y armónicos van pavimentando el camino para una poderosa coda que finaliza la obra de un modo épico más que triunfalista y de proporciones bíblicas.
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Algunas
de las grabaciones pioneras de la 8va utilizan la versión Bruckner-Schalk de
1892. La grabación más antígua que se conserva es de un concierto en vivo y
corresponde a Bruno Walter al frente de la Filarmónica de New York (26-01-1941,
Music&Arts) y utiliza ésta versión. De igual modo la grabación vienesa de
1944 con Wilhelm Furtwängler (M&A). A partir de las ediciones Haas y Nowak se
normaliza el utilizar la versión conciliada de 1888-90. La
primera grabación comercial es del año 1949 y corresponde a Eugen
Jochum, al frente de la Orquesta del Estado de Hamburgo, hecha para el sello
Deutsche Grammophon y utiliza la edición Robert Haas de 1939. Desde entonces ha surgido una discografía amplia y variada, con una veintena de grabaciones dignas del Panteón y con altos representantes en las batutas de Furtwängler, Knappertsbusch, Jochum, Wand, Haitink, Karajan, Celibidache, Suitner, Giulini, Skrowaczewski y Mehta. De entre todas y por consenso general se puede plantear como referencia, tomando en cuenta calidad artística y sonido, la legendaria grabación de Herbert von Karajan al frente de la Filarmónica de Viena, grabación digital del sello Deutsche Grammophon y una de las últimas de su legado artístico, coronando con ésta cúspide todo su arte grabado. Es la propuesta de Octava ideal.
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M-S.